Las poblacines de Las Landas están consideradas ahora como las capitales del surf en esta parte de Europa, pues reúnen en sus inmediaciones a cientos de adoradores de las olas. Desde la desembocadura del río Adour hasta Mimizan, hay cerca de 100 kilómetros ininterrumpidos de playa salvaje, con la única excepción de la bocana del Vieux Boucau.
En general se trata de enormes arenales solitarios, bordeados de pinares frente a un mar abierto al que hay que tratar con mucho respeto. A muy pocos kilómetros de la costa surge otro medio acuático muy distinto, aunque igualmente atractivo. Se trata de lagunas y albuferas, últimos testigos de aquel pasado lacustre que caracterizaba a la zona. Aquí se llaman estanquets,en la lengua gascona que todavía utilizan muchos habitantes de Las Landas.
En la región hay más de100 kilómetros de playas, casi todas salvajes.
Las hay de todos los tamaños y con diferentes especializaciones. La pequeña de Hossegor está vinculada al cultivo de la ostra, las de gran tamaño, como Biscarosse o la de Aureilhan, permiten realizar deportes acuáticos como esquí náutico y windsurf. Invariablemente todos los lagos están rodeados de fincas típicamente landesas, con sus casas construidas con entramados de madera y ladrillos, y acompañadas de curiosos pajares hechos enteramente con madera.
Los pueblos son minúsculosy conservan todo el encanto del ambiente rural que los caracterizaba cuando fueron colonizados a finales del siglo XIX. Para preservar mejor esa atmósfera natural se ha creado, al norte del departamento, un parque natural donde cualquier transformación y uso de la tierra se controlan de forma adecuada. En el mismo corazón del parque, y muy cerca del pintoresco pueblo de Sabres, se encuentra el Ecomuseo de Marquèze, la atracción más visitada de Las Landas.
La verdad es que vale la pena visitarlas y estar unos días por sus lugares. Recomendadas.
Existen rutas alternativas para viajar en bicicleta y hacer senderismo.
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